Escándalo en el césped: Hugo Álvarez agrede a Badé con un dedo en el ojo y el francés abandona el partido

Lo que debía ser una disputa más en el fragor del juego terminó en un acto polémico que dejó a todos boquiabiertos. Durante el encuentro de este fin de semana, Hugo Álvarez protagonizó un momento lamentable al introducirle un dedo en el ojo a Loïc Badé, defensor francés del Sevilla, quien tuvo que ser sustituido por las molestias que le provocó la acción.
Todo ocurrió en una jugada aparentemente inofensiva. Ambos jugadores forcejeaban en una zona sin mayor peligro, cuando de pronto, Álvarez realizó un gesto inexplicable, directo al rostro del central rival. Las cámaras lo captaron todo: un dedo en el ojo que dejó a Badé en el suelo, visiblemente afectado y sin poder continuar.
El gesto desató una oleada de indignación en redes sociales, donde miles de aficionados lo catalogaron como “una provocación inaceptable” y “un acto reprochable que merece castigo ejemplar”. Incluso seguidores del equipo de Álvarez reconocieron que el comportamiento del joven defensor fue impropio de un profesional.
Desde el banquillo sevillista, la reacción fue inmediata. El cuerpo médico ingresó rápidamente al campo y, tras una breve evaluación, determinó que Badé no estaba en condiciones de seguir. La rabia del técnico se hizo evidente, y aunque evitó declaraciones explosivas en la rueda de prensa, dejó claro su malestar: “No podemos permitir que este tipo de cosas pasen desapercibidas”.
La acción no fue sancionada en el momento por el árbitro, pero todo apunta a que el comité de competición abrirá un expediente de oficio tras revisar las imágenes, que ya han dado la vuelta al país. Varios exjugadores y comentaristas coincidieron en que el gesto de Álvarez no tiene justificación dentro del deporte.
Loïc Badé, pieza clave en la zaga sevillista, se someterá a exámenes médicos más detallados para descartar lesiones en la zona ocular. De momento, el club ha informado que se encuentra estable y con evolución favorable, pero no ocultó su molestia por la forma en que se produjo su baja.
Hugo Álvarez, por su parte, no ha ofrecido declaraciones hasta el momento. Según fuentes internas, estaría arrepentido por lo sucedido, pero el silencio mediático no ha hecho más que aumentar la presión sobre él y sobre su club, que aún no se pronuncia oficialmente.
Este episodio reabre un debate que el fútbol no ha terminado de resolver: ¿hasta qué punto se tolera la agresividad en nombre de la “intensidad”? Porque no todo vale. Ni dentro del campo, ni fuera de él. Y lo ocurrido con Badé deja una lección clara: el respeto al rival no es opcional, es la base de todo deporte.